zaandij después castillo olite

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sábado, 14 de enero de 2012




El pasado 31 de julio del 2007, murió en la localidad alicantina de San Juan, Cristóbal Guirao, un nombre para un hombre con memoria.
Cuando publicamos el libro “El hundimiento del Castillo Olite, la mayor tragedia naval de la guerra civil” en el año 2004, Guirao, el capitán Guirao solamente estaba referenciado por otros testigos como un personaje entre tinieblas, malvado y sin escrúpulos al que solo la venganza y el rencor ante la inminente perdida de la guerra le incito para provocar en el ultimo instante el inútil disparo desde la Batería de La Parajola y hundir al transporte de tropas nacionales que venían a tomar la ciudad, ocasionando con su acción la muerte de más de 1500 soldados del General Franco.
Pero una vez más la historia nos depara sorpresas, sobre el año 2006 recibí una comunicación telefónica de una persona que me decía haber leído el libro y me comentaba que identifica al tal capitán Guirao con un familiar suyo y que este se encontraba en la actualidad vivo, mi perplejidad no supero a mi desconfianza, nadie ni nada me había podido hasta entonces dar mas información acerca de este personaje que las citadas anteriormente e incluso por las evidencias me parecía el menos real de todos los protagonistas y dudaba incluso de su existencia. Al principio no le di mayor importancia pero ante la insistencia de mi interlocutor decidimos entrevistarnos con el supuesto capitán Guirao haber que podía contarnos;
Así se hizo; en compañía de mi amigo y editor Ángel Márquez concertamos una visita al extraño personaje en San Juan de Alicante donde residía, para tal ocasión nos acompaño Juan Sánchez Martínez la persona que nos había dado la pista.
Recelosos e incrédulos tuvimos el primer contacto no exento de cierta morbosidad por comprobar si realmente se trataba del verdadero Guirao responsable directo de la muerte en acción de guerra de más de un millar y medio de hombres.
Nos encontramos con un anciano de apariencia bondadosa y con un mas que aceptable estado físico para los 93 años que tenia, pero por encima de todo esto lo verdaderamente sorprendente fue cuando empezó nuestra conversación el grado tan extraordinario de memoria, su locuacidad, seguridad, conocimiento y exposición algo realmente espectacular y que nos convenció a penas pasados unos minutos de que realmente nos encontrábamos con alguien muy especial y por supuesto que el era el Capitán Guirao.
Su memoria era histórica, aletargada durante mas de 70 años nunca la había desvelado, sin apenas tiempo, Cristóbal Guirao ya no lo tenia, comenzó en una cafetería de su localidad a relatarnos paso por paso, pormenorizadamente su actuación en aquellos momentos, era algo como si se lo hubiera estado guardando mucho tiempo y que al fin podía explicar, pero increíblemente de su boca salían nombres, fechas, posiciones, ordenes, consignas, acciones y visiones que difícilmente se podían saber si uno no hubiera sido el directo protagonista de ellos. En un ejercicio de memoria portentosa fue relatando cronológicamente toda su actividad como oficial del ejército republicano desde el comienzo de la guerra hasta su finalización e incluso su activa participación en la II Guerra Mundial como integrante de la Resistencia y Ejercito Francés.
A través de su locuaz relato nunca dejo de manifestarse sus ideales republicanos, ante todo se definía como un militar, un militar republicano que a pesar de perder la guerra nunca perdió su compromiso con su época y sus ideales de Justicia Social, Igualdad y Libertad, luchando siempre contra el mismo enemigo el fascismo totalitario ya fuera representado por Franco o por Hitler.
Pero a nosotros en cierta forma y aunque sus vivencias fueran globales a lo largo de toda su vida, nos interesaba especialmente las referidas a su participación en el hundimiento del Castillo Olite el 7 de marzo de 1939 en aguas de Cartagena, del político bolchevique, obrero catalán que aparece en el libro pasamos de un plumazo al militar profesional nacido en Taberno (Almería) republicano y sin militancia en ningún partido político, quizás por eso mismo por no ser lo anterior y si un militar se le encomendó aquella difícil misión, tomar la Batería de La Parajola y evitar desde esa posición la salida o entrada de cualquier buque en el puerto de Cartagena.
La orden era precisa, concreta y un militar como Guirao tenía claro que su cumplimiento era lo esencial ante cualquier eventualidad que se produjera mientras esta no se revocara o se tuvieran nuevas órdenes.
Aquella mañana del 7 de marzo, la flota nacional enviada por Franco para tomar la base naval de Cartagena en la llamada "Operación sobre Cartagena" se encontraba a unas cuantas millas de la costa cartagenera esperando ordenes para poder entrar en su puerto, cerca de 30 barcos con más de 20.000 hombres transportados en sus bodegas.
Para entonces Guirao con la toma de La Parajola y el resto de su 206 Brigada Mixta ya habían devuelto al poder de la Republica la Base Naval de Cartagena, la Operación sobre Cartagena ideada y ejecutada por el propio Franco era ya prácticamente irrealizable, por tanto se ordeno el regreso inmediato de toda la expedición, cuando se producía esto un barco de los últimos en salir del puerto de origen en Castellón, el Castillo Olite ajeno a las nuevas ordenes de retirada enfilaba la bocana del puerto de Cartagena con total inocencia y sin saber que podían ser hundidos por las baterías de costa que ya estaban de nuevo en poder de la Republica.
Infortunio, desconocimiento, incumplimiento de ordenes o simplemente una avería en la radio del barco hizo a este meterse en la boca del lobo, su avance hacia el interior del puerto solo podía tener una respuesta por parte del militar al mando de La Parajola en cumplimiento de las ordenes recibidas. - "ningún barco debería traspasar la línea de tiro"- , Guirao era ese hombre, quizás lo cobarde hubiera sido no cumplir la orden, no haber disparado, dejar pasar el barco con sus mas de 2000 soldados a bordo, entregarse, rendirse la guerra ya estaba perdida, pero Guirao no lo hizo y de lo que se desprende de su relato es que el tenia claro una idea, obedecer o morir, era un militar profesional en una acción de guerra, con una orden que cumplir, el no la había dado pero era quien debería ejecutarla.
He de confesar la enorme impresión que nos ha dejado Guirao, y su fallecimiento hace tan solo pocas semanas, mi impresión es que su muerte al igual que toda su vida fue causa de una decisión personal, quizás después de nuestra entrevista algo se removió en el interior de este hombre, no hablo de remordimiento, de eso estoy seguro, quizás sea otra cosa, como el que arrastra una pesada losa y de pronto se rompe la cuerda y queda liberada de ella, Guirao no solamente nos desvelo sus secretos, también descubrió muchas de las circunstancias y repercusiones que su acción sobre el "Castillo Olite" habían provocado en muchas personas. En su conciencia existía el reflejo de su intensa vida que ahora había decidido que debía terminar.
Pero como el circulo que cierra algo convergente la historia de este hundimiento debía culminarse después de 70 años cuando el directo causante del mismo decidió que sus cenizas deberían esparcirse precisamente en el mismo lugar donde reposan los restos del "Castillo Olite" y de sus 1500 hombres fallecidos en él. ¿Por qué?, - no lo se, -lo ignoro, Guirao si lo sabia pero ya no esta con nosotros para explicarlo, solamente nos quedaba la obligación de cumplir con su ultima voluntad y así lo hicimos. Se cierra con esto el espacio que recorre la memoria histórica del hundimiento del "Castillo Olite" no desenterrando tumbas si no conociendo la intrahistoria de las personas que formaron parte de ella.
Guirao se ha marchado y con el terminamos un intenso recorrido por una vida llena de incógnitas de un hombre que tuvo que cumplir con su deber en unas circunstancias muy difíciles, acaba su largo camino y su pesada carga, ahora la cuerda no tiene a nadie en el otro extremo, ahora definitivamente la losa reposa en el fondo de la historia y nosotros como espectadores y testigos deberemos perpetuar la memoria de aquellos que protagonizaron los episodios que hoy ya son del pasado, patrimonio.

Luís Miguel Pérez Adán
Director del INCIS (Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas)
Cartagena, octubre de 2007

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